Pesa la friolera de 1,9·1027 kg… supongo esa cifra no te dice
mucho, pero esa masa es unas 218 veces la de la Tierra o, atención, 2´5 veces
la del resto de planetas del Sistema Solar juntos.
Su tamaño es aún mayor: Su radio medio es de unos 69.000 km, es decir, dentro
de Júpiter caben 1321 Tierras. (El hecho de que sea 218 veces más pesado que la Tierra y que en su interior
quepan 1321 quiere decir una cosa, que su densidad es mucho menor, concretamente
es un 24% de la de la Tierra).
Júpiter está a entre 741 y 817 millones de km del Sol (unas 5 veces más
lejos que nosotros). Esa lejanía del Sol hace que la radiación que le llega del
mismo sea tan solo un 4% de la que nos llega hasta aquí. (La temperatura en su
superficie es de unos -100ºC).
Esto provoca un hecho curioso, porque, como pasa con cualquier otro planeta, el calor en su superficie es la suma del que le llega desde el Sol y del que
sale de su interior pero, en el caso concreto de Júpiter y a diferencia del
resto de planetas, el calor en su superficie es mayor debido al que desprende
él mismo que el que le llega desde el Sol. Y es que, como ya he dicho, tiene
algo de estrella… Pero bueno, este calor interior no proviene de un proceso de
fusiones continuas de átomos como pasa en las estrellas, con lo que poco a poco
Júpiter se va enfriando. Este enfriamiento provoca, además, que se vaya contrayendo. Y lo hace a un
ritmo de unos 2cm al año, una cifra nada desdeñable pues los cálculos indican
que cuando se formó, Júpiter tenía un radio el doble que el actual.
Júpiter da una vuelta alrededor de sí mismo cada 10 horas lo cual es, si
tenemos en cuenta el tamaño del mismo, una velocidad descomunal. Esta gran
velocidad de giro unido a que no es un planeta tan sólido como la Tierra hacen
que Júpiter esté achatado un 6´9% por los polos, lo cual es bastante ya que la
tierra lo está en un 0´3% (Sí, olvídate de los dibujos de la tierra achatada
que todos hacíamos en el colegio). El caso es que a esa enorme velocidad de
giro hay que añadir que no toda la superficie gira a la misma velocidad, pues
las bandas horizontales que tiene giran cada una a una velocidad diferente. Para
calcular con precisión lo que tardaba Júpiter en dar una vuelta sobre su propio
eje hizo falta medir su campo magnético, que es unas 10 veces mayor que el de
la Tierra. Pero para medir ese tipo de cosas, hizo falta acercarse un
poco más al planeta… lo cual veremos en la próxima entrada: Júpiter, acercándonos al planeta.
Bandas horizontales moviéndose a diferente velocidad. |