Las misiones de los Rovers que se han enviado a Marte, he de decirlo, son de
lo mejorcito que se ha mandado nunca a ningún sitio. Bueno vale, es verdad que
la Sonda Cassini o las Voyager, por ejemplo, nos han aportado mucho más (aunque todo es relativo), pero
eso de saber que unos cochecitos teledirigidos están recorriendo el planeta
rojo es, simplemente, genial. Lo siento, tengo un algo especial por los coches
teledirigidos… más de uno podría dar fe de ello.
Aún recuerdo el primero que se mandó. Lo recuerdo bien porque estaba pasando
una temporada en Inglaterra. Además, es que por aquel entonces yo me iniciaba en
internet y fue una de las primeras cosas que busqué en la clase de informática.
Corría el verano del año 1996 cuando una pequeña cápsula se lanzaba hacia Marte.
La sonda, después de un largo viaje, entró a Marte a 8500 km/segundo. La idea era primero reducir su
velocidad al contacto con la atmósfera marciana y desplegar después un
paracaídas para reducir la velocidad aún más. De la sonda saldría la cápsula (Lander) que
transporta el Rover Sojouner. Dicha cápsula hincharía unos airbags que la
protegerían del impacto final. Pero poco antes de producirse el amartizaje, la
sonda aún se frenaría más con el encendido de unos cohetes, tras lo cual, y a 30
metros del suelo, soltaría la cápsula con el Rover para que ésta, tras varios revotes de sus airbags contra el suelo, se abriera como una flor dejando salir al pequeño Sojouner.
Y funcionó.
El Pequeño Sojouner estuvo funcionando durante algo más de un año
recorriendo una pequeña zona alrededor de la plataforma de amartizaje. Ésta
disponía también de una cámara y una estación meteorológica. El Rover podía
investigar sobre la composición y propiedades del suelo y la atmósfera. Mandaron
mucha información sobre las rocas de carácter volcánico de alrededor, pero
sobretodo demostró que las misiones baratas y eficientes eran posibles.
6 años tardaron en enviar otro cochecito a Marte. Esta vez, la NASA envió
dos Rovers gemelos al planeta rojo en la que se conoce como la MER (Mars
Exploration Rover). Fueron dos sondas diferentes con los conocidos Spirit y Opportunity.
El concepto de la misión era el mismo, pero mucho más potente
tecnológicamente. Tanto es así que el Opportunity siguió funcionando hasta el 2018.
(Con el Spirit se perdió la comunicación en el 2010, seguramente tras no poder
cargar sus baterías con los paneles solares llenos de polvo).
Los Rovers llevan consigo un par de Cámaras panorámicas, 6 cámaras más para
la circulación del Rover, un microscopio, una cámara térmica, una de rayos X y una
detectora de metales, también lleva una herramienta de abrasión de rocas (una
trituradora) y unos imanes para detectar las partículas magnéticas de la
superficie.
Por cierto, para comunicarse con los Rovers, la NASA utilizan 3 antenas
situadas en diferentes puntos del mundo. Una en California, una en Australia y
la otra cerca de Madrid.
Hasta la fecha, han realizado muchos descubrimientos. Aunque no son realmente espectaculares. La mayoría de ellos simplemente confirman cosas que ya se sabían, como por ejemplo la existencia de un pasado con agua líquida y con buena temperatura. Han descubierto muchas rocas que solo se forman en dichas condiciones.
Imagen del cráter Victoria tomada por el Opportunity en el 2006. |
Luego está el Curiosity, de la misión MSL (Mars Science Laboratory), que aterrizó en Marte en el 2012. Es el doble de grande que sus predecesores de la MER y tiene un montón de instrumentos mucho más complicados (Cámaras, espectrómetros, detectores de radiación, análisis de muestras y sensores ambientales). Sigue funcionando actualmente.
Aquí una representación artística del impresionante aterrizaje en Marte:
Al Curiosity, por fin, le ha seguido el Perseverance, del que hable en la entrada "Lo último sobre Marte".
No hay comentarios:
Publicar un comentario